El hombre mediocre
“…El hombre mediocre que se aventura en la liza social tiene apetitos urgentes: el éxito. No sospecha que existe otra cosa: la gloria, ambicionada solamente por los caracteres superiores. Aquél es un triunfo efímero, al contado; ésta es en definitiva, inmarcesible en lo siglos. El uno se mendiga; la otra se conquista.
Es despreciable todo cortesano de la mediocracia en que vive; triunfa humillándose, reptando, a hurtadillas, en la sombra, disfrazado, apuntalándose en la complicidad de innumerables similares. El hombre de mérito se adelanta a su tiempo, la pupila puesta en un ideal; se impone dominando, iluminando, fustigando, en plena luz, a cara descubierta, sin humillarse, ajeno a todos los embozamientos del servilismo y de la intriga.
La popularidad tiene peligros. Cuando la multitud clava sus ojos por vez primera en un hombre y le aplaude, la lucha empieza: desgraciado quien se olvida a sí mismo para pensar solamente en los demás. Hay que poner más lejos la intención y la esperanza, resistiendo las tentaciones del aplauso inmediato; la gloria es más difícil pero más digna…
…La gloria nunca ciñe de laureles la sien del que se ha complicado en las rutinas de su tiempo; tardía a menudo, póstuma a veces, aunque siempre segura, suele ornar las frentes de cuantos miraron el porvenir y sirvieron a un ideal”
Fragmento del libro “El Hombre Mediocre” de José Ingenieros (en esta obra recrea vicios morales como la rutina, hipocresía y servilismo, buscando ser útil a los jóvenes que estando en edad propicia para evitarlos, pueden crecer con ideales y ennoblecer su vida).
José Ingenieros -a quien se le deben numerosos trabajos en el campo de la psiquiatría y la criminología- fue un importante referente intelectual de su tiempo en los campos de la filosofía y la psicología y un gran divulgador de los más grandes pensadores argentinos.
Murió en Buenos Aires el 31 de octubre de 1925.
Una invitación a la lectura.
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